PREGUNTAS FRECUENTES SOBRE LA PSICOTERAPIA
Claro que no. Tiene que ver con que las razones, las manifestaciones y las consecuencias de los estados similares en diferentes personas normalmente son diferentes. Solo una investigación atenta de una persona en concreto y su demanda pueden dar toda la información necesaria para encontrar una solución exitosa. Aun y así existen prácticas que en mi opinión son útiles para la gran mayoría de gente.
Aquí voy a explicar algunas de estas prácticas, que pueden seguir individualmente.
- Gratitud
Existe una multitud de ejercicios, que nos incita a prestar atención a las cosas que van bien en nuestra vida. Incluso en las circunstancias más duras permanecen muchas razones para sentirse afortunado. Por ejemplo, para leer este texto hace falta poder ver, saber leer, tener un ordenador (móvil, tablet), tener acceso a una corriente eléctrica. Hay muchísima gente en el mundo que no tiene estas condiciones. Aquí van algunas opciones para practicar la gratitud:
- Cada noche antes de dormir pensar en 10 cosas por las que se siente agradecido;
- Cada noche recordar 3 momentos del día pasado cuando ha sentido alegría y pensar porque la ha sentido;
- Colgar en la pared una hora de tamaño grande (o siempre llevar encima un cuaderno especial) y escribir allí todo por lo que se siente agradecido. Empieza haciendo una lista de 10-15 puntos y sigue añadiendo cada día como mínimo uno más.
- Meditación
Esta palabra esconde un bloque muy grande de prácticas que ayudan a enraizarse en el presente, fortalecer la conexión con el observador interior y aceptar la realidad. El beneficio de la meditación se extiende a todas las partes de la vida: se mejora es estado físico (los sistemas cárdio-vascular y inmune, el nivel de energía); se aumentan las habilidades cognitivas (la atención, la retención y elaboración de información, toma de decisiones y otros); se estabiliza el estado psico-emocional (se bajan los niveles de depresión, ansiedad y impulsividad, mejora el estado de ánimo, el autoestima y la autoacceptación, se desarrolla el optimismo). Y esto solo es una parte de lo que le puede aportar una práctica de meditación regular a largo plazo. Lo último es especialmente importante, porque los resultados suelen aparecer después de un tiempo. Más práctica más se notan los resultados. Lo bueno es que es suficiente dedicarle solo 20-30 minutos al día para notar la diferencia.
Puede investigar que tipo de meditación le conviene más. A mi personalmente me resulta más útil la meditación Mindfulness. Las bases de esta practica de pueden aprender de manera independiente con un guía practica de M. Williams y D. Penman “Mindfulness: guía practica para encontrar la paz en el mundo frenético”.
- Ejercicios físicos
Como en el caso de la meditación la clave para conseguir un efecto sobre la vida psico-emocional es la regularidad. Es suficiente escoger una práctica física agradable para el cuerpo y hacerla diariamente durante 10-15 minutos para sentir más alegría y energía. Lo importante es hacer algo que realmente da placer. Puede bailar a canciones favoritas, ir en bici, hacer una serie de asanas, saltar a la comba: la variedad es extremadamente amplia.
- El diario
Los psicólogos han inventado una multitud de prácticas escritas. Depende del caso aconsejo una u otra. El diario es la más conocida y común. Papel y boligrafo (o la pantalla del ordenador) ayuda a crear distancia entre uno y los eventos de su vida, verla desde fuera. A muchos esta distancia puede ayudar a obtener más control sobre uno mismo y la vida. A menudo nos sentimos atrapados o incluso hundidos por un remolino de cosas por hacer, pensamientos y emociones. El diario ayuda a darle estructura a la vida, poner todo en orden y verlo desde una nueva perspectiva.
- Actividades creativas
Hacer algo desde la nada es un proceso mágico. Es valioso por si solo porque actúa sobre el mundo interior cómo una ventana abierta sobre una habitación de aire viciado. El resultado no importa. No hace falta “saber” pintar, bailar, cantar, tocar, escribir poesía. Es suficiente disfrutar del proceso y sentir que está expresando algo profundamente íntimo e importante.
- Reconocimiento
Las primeras cinco practicas tienen que ver sobre todo con la relación con uno mismo (esto es lo primero que hay que mejorar), y en la última se trata de relaciones con las personas cercanas. Esta práctica tiene una etapa previa: compruebe que su relación con una persona en concreto se basa en el mutuo respeto. Esto parece obvio, pero a menudo son las personas más cercanas que antes desaparecen del horizonte de nuestra atención. Aquí van algunas preguntas que le ayudarán a determinar el estado de la relación:
- Nos saludamos al encontrarnos y despedirnos? (en caso de una pareja también antes y después de dormir)
- Nos decimos “gracias”, “de nada” y “perdón”?
- Nos decimos insultos o cosas ofensivas? Si tiene dudas, pregunte si sus palabras hacen daño al otro. A menudo nos parece inofensivo o divertido lo que puede llegar a herir otra persona.
- Nos hacemos daño físico?
Si ha contestado con afirmación a las dos primeras preguntas y una negación a las últimas, pase a la práctica en si. La parte previa puede parecer excesiva, pero relaciones que carecen respeto son mucho más comunes de lo que nos gustaría creer. En caso de que haya visto que usted o su persona cercana se expresa de manera irrespectiva: esto es lo primero que hay que cambiar. Sin respeto ninguna practica, taller o ejercicio no le ayudará a mejorar la relación.
La práctica de reconocimiento del otro consiste de dos elementos sencillos, que hay que repetir diariamente (o en cada encuentro si se trata de una persona con la que no convive). 1) Como mínimo una vez agradecer al otro de manera explicita por algo bueno que ha hecho para usted (por ejemplo “gracias por hacerme reír, estaba un poco triste esta mañana” o “gracias por comprar mi queso favorito, es muy agradable que me cuidas de esta manera”). 2) Decir como mínimo un cumplido, refiriendo a algo que realmente le gusta en el otro (obviamente pueden ser cosas más allá del físico).
Muchos tardan años en ir a un dentista. Que vamos a decir de psicólogos cuando la visita tampoco es agradable, suele ser cara y no hay garantías de resultados. Parece que es más fácil apretar los dientes y seguir para adelante, o contar las penas a un amigo, o emborracharse, o tomar una medicación tranquilizante… Todos estos y muchos otros métodos similares pueden servir de remedio inmediato pero nunca ayudan a largo plazo. Así que puede ser mejor no esperar hasta que los dientes se destrocen por bruxismo o que la consumición de alguna sustancia que ayuda a resignarse con la suerte se convierte en adicción, y pedir ayuda profesional.
Le puede ser útil ir a un psicólogo si usted:
- No se siente contento con cu calidad de vida y no ve los pasos prácticos para cambiarla (yo no le puedo ayudar a ganar dinero para un piso nuevo, tampoco le buscaré una pareja perfecta, pero ayudaré a clarificar que es lo que le falta, cuales son los pasos para conseguirlo y que obstáculos puede encontrar en el camino).
- Nota que hay algo en su carácter o en su mundo interior que le impide vivir de manera deseada y correcta.
- Tuvo una experiencia que le afecta tanto que le impide vivir de manera deseada y correcta.
No le aconsejo ir a un psicólogo (como mínimo a mí), si usted:
- No está dispuesto a trabajar sobre uno mismo y no quiere cambios;
- Espera que le recetaré medicación (véase Psicólogo, psicoterapeuta, consultor, coach, psiquiatra – cuál es la diferencia?) o daré soluciones fáciles de tipo “10 pasos para ser plenamente feliz”.
- Quiere que le de unas instrucciones para cambiar a otra persona.
Entonces, si ha decidido que quiere ir a un psicólogo, cómo escoge?
Empezaré diciendo que la mayoría de profesionales estamos muy apegados a nuestra escuela terapéutica, por eso habitualmente entre la información más general y básica sobre nuestro servicio decimos a que corriente pertenecemos. Para que lo hagamos sería una pregunta muy adecuada dado que las investigaciones comprueban que esto tiene pocas repercusiones para el cliente, porque la efectividad de diferentes tipos de psicoterapia son casi iguales. Lo importante es que el psicoterapeuta este certificado (colegiado) en el país donde ejerce o reside y preferiblemente pertenezca a alguna asociación profesional. El papel de las asociaciones es asegurar que el profesional tenga las horas necesarias de terapia personal y supervisión junto con el continuo crecimiento en el corriente elegido. Para usted como cliente esto significa que el psicoterapeuta está al día de las últimas innovaciones en su campo, y que en caso de dudas o complicaciones irá a buscar ayuda a compañeros (normalmente más experenciados).
La experiencia también tiene mucha importancia. Aunque creo que la formación tiene mucho peso, cada vez estoy más convencida que la experiencia con clientes y pacientes reales es más importante. Lamentablemente un “10 años de práctica” generalizado puede significar todo desde 8 horas diarias hasta 1 cliente al año… Trata de investigar donde, cuando y con que población ha trabajado el psicólogo al que esta considerando.
Las recomendaciones de otros clientes son un tema ambiguo: por un lado sabrá que este especialista ya había ayudado a alguien, por otro, los resultados de nuestro trabajo son validos cuando son duraderos, y un participante exaltado de un taller reciente puede ignorar cómo se sentirá en unos meses o años.
Lo mejor es buscar un especialista con formación adecuada, experiencia extensa y variada, que pertenece a una asociación profesional. Pero lo más importante aun es darse el permiso de gastar tiempo y dinero en buscar una persona que le dará un “buen feeling”. Los mismos estudios que dicen que la mayoría de corrientes terapéuticos son igual de eficientes, también afirman que el elemento más importante de psicoterapia eficaz es la relación con el psicoterapeuta. Escoja a uno con quien estará dispuesto a construir esta relación terapéutica, hacia a quien sentirá simpatía. A veces saberlo requerirá unos encuentros, pero vale la pena.
Psicólogo – es un nombre generalizado de la profesión (cómo por ejemplo un ingeniero), dentro de la cual hay muchas divisiones. Psicólogo no solo es la persona que te ayuda a resolver tus problemas emocionales, sino también el que investiga los procesos de pensamiento, percepción, memoria y otros en un laboratorio, y el que asesora a los políticos en sus compañas electorales, utilizando conocimientos de la psicología social, y el que ayuda a buscar empleados a diferentes compañías, y muchos más. La mayoría de psicólogos no tienen nada que ver con el diván, las neurosis y la interpretación de sueños. Para ser psicólogo es necesario hacer una formación universitaria.
Entre estas personas licenciadas hay los que deciden emprender el camino espinoso de la ayuda psicológica y convertirse en psicoterapeutas. Para hacerlo es necesario elegir una de muchas escuelas o corrientes terapéuticas y seguir estudiando (aunque hay los que empiezan a ejercer en una consulta directamente después de la graduación). La diferencia entre los corrientes nos parece abismal desde dentro de la profesión, pero los clientes a menudo no notarían ninguna (véase Cómo elegir un especialista adecuado?). La mayoría de las formaciones terapéuticas requieren de un futuro especialista tomar muchas sesiones de terapia personal y supervisión (véase Porque las sesiones son tan caras?). Muchas corrientes hacen la distinción entre consultor y psicoterapeuta depende de la profundidad y el tiempo de estudios. Ambos le pueden acompañar en una crisis vital, ayudar a entenderse mejor y mejorar su calidad de vida.
Uno se puede hacer coach sin pasar por todas estas etapas de formación larga y complicada. Hay programas especiales de diferente duración, que forman coaches. La palabra viene del inglés y quiere decir “entrenador”. Esto describe bastante bien la esencia de este trabajo: ayudar a la gente lograr metas específicas en una u otra área de su vida.
En el caso de que usted o alguien de sus familiares o amigos se encontró con un trastorno o enfermedad mental, aquí podrían ayudar un psicoterapeuta y/o psiquiatra. Psiquiatra a cambio de todos los demás especialistas es un medico. El es el único quien tiene derecho a recetar medicación.
A menudo, una persona puede tener más de una de las quilificaciones descritas aquí. Por ejemplo, yo soy psicóloga clínica, consultora existencial y danza movimiento terapeuta. Explicado en años son: 5 años de la facultad de psicología, 4 años de formación en análisis existencias, 4 años de formación en danza movimiento terapia.
Siempre es difícil hablar de enfermedades psíquicas, da miedo. Aun y así es muy importante no callarlas. Mucha gente a lo largo de su vida pasa por un episodio de lo que se podría categorizar como enfermedad mental. Solo por la depresión según diferentes estudios pasa de 20 a 25% de gente. Al mismo tiempo incluso en casos graves menos de la mitad busca ayuda profesional.
Tristeza, cansancio, agresión, incluso alteraciones de la percepción son una parte normal de la vida. Pero a veces esta parte empieza a desplazar la otra, se vuelve demasiado larga o aguda. Si sospecha que su estado ha pasado más allá de la normalidad, es imprescindible acudir a un especialista. Lo antes lo llega a hacer, más probabilidad hay de quedarse a flote. Yo he recibido la formación en psicología clínica y siempre aviso a mis clientes si necesitan una consulta psiquiatrica.
La psiquiatría en Europa hace tiempo dejó de significar encarcelación en un hospital y medicalización dura y constante. Cada vez hay más enfoques que minimizan la medicalización (por ejemplo en Finlandia). A veces una intervención farmacológica durante un tiempo determinado puede ser necesaria para poder avanzar con el trabajo psicoterapéutico. Las personas que han pasado por una enfermedad mental (incluso a veces crónica) a menudo vuelven a la vida plena en el sentido laboral y familiar. Lo importante es pedir ayuda a tiempo y saber que un diagnostico psiquiátrico no es una condena para toda la vida, sino una guía para la acción.
Esto va a depender en gran parte del corriente que sigue su psicoterapeuta. El diván mítico de Freud que muchos esperan ver para muchos profesionales ya pasó a formar parte de la historia. La mayoría de psicoterapeutas hoy en día ofrecen a sus clientes sentarse y no acostarse (aunque los psicoanalistas tradicionales tampoco han desaparecido del todo). En la primera sesión respectivamente de la escuela la mayoría de psicoterapeutas se presentarán y querrán conocerle un poco, le pedirán contar algo sobre la cuestión que le trajo a la consulta y propondrán hacer las preguntas que tiene sobre el psicólogo y su enfoque. En el final el primer encuentro yo y muchos de mis compañeros proponemos hablar un poco sobre el posible plan de futuro trabajo y las condiciones (véase Que es el setting?).
Hay métodos especiales cómo la terapia corporal, danza movimiento terapia, arte terapia y otros similares. Tienen una base teórica muy seria y pueden ser incluso más eficaces en ciertas situaciones que los métodos más clásicos de terapia “verbal”. En caso de este tipo de trabajo el espacio puede ser bastante diferente de lo tradicional. Por ejemplo, las sesiones de danza movimiento terapia las doy en una sala muy grande con puffs, cojines, estirillas, telas, lápices de colores, plastilina y otros materiales. Aun y así la primera sesión habitualmente suscede en unas condiciones más neutrales que ayudan a conocernos con más tranquilidad. En esta sesión entre otros temas podemos escoger juntos con el cliente cuales son los métodos que iremos utilizando para un proceso adecuado y eficaz.
El contenido de la primera sesión depende mucho del psicoterapeuta en concreto. Habitualmente nos presentamos, llegamos a conocernos un poco, el psicólogo recibe las preguntas y deseos del cliente, nos evaluamos mutualmente. Yo siempre me pregunto: podré ayudar? Si la respuesta es negativa, lo digo enseguida (véase Me hace falta ir a un psicólogo?). Si es positiva, se puede marcar un plan aproximado del futuro trabajo. A menudo propongo un tiempo (por ejemplo 5 sesiones) para conocer mi estilo de trabajo y decidir si hace falta continuar. La primera sesión a muchos da sobre todo una sensación de descarga y alivio, porque se pronuncian en voz alta cosas que siempre se guardaban dentro. A veces solo esto puede llegar a ser suficiente. Lo habitual es que las cuestiones que quedan dentro del ámbito más superficial de consulta (cuando se trata de métodos y estrategias concretas para cumplir una tarea) se suelen resolver en unas 10 sesiones, pero temas más profundos pueden requerir mucho más tiempo.
A menudo los clientes dejan de venir cuando sienten un alivio de la tensión que les trajo a mi despacho en primer lugar. Entiendo muy bien el deseo de disfrutar de la vida tranquila y resistencia hacía una inmersión más profunda en el mundo interior, aun y así aconsejo mucho quedarse un tiempo más y ver donde está la raíz de esta tensión, para evitar que vuelva dentro de meses o años.
Muchos clientes se van sin despedirse: no vuelven después de las vacaciones, faltan una semana y después desaparecen. Esto puede ser debido a varias cosas. Sea como sea que se está sintiendo, le aconsejo mucho siempre pedir al psicólogo hacer un último encuentro y cerrar bien el proceso. Es muy importante para que los resultados no desaparezcan. A menudo es esta última sesión que le puede dar una revelación especial, porque todo lo que tiene que ver con los cierres de relaciones y actividades a muchos se nos hace complicado. Ningún psicoterapeuta profesional y ético no le va a mantener en terapia a través de manipulación. La decisión de acabar siempre queda con el cliente. Si toma esta decisión siempre podrá volver si aparecen a nuevas preguntas, metas o circunstancias.
Esta pregunta no es en si sobre la psicoterapia, pero sin duda el líder de las preguntas frecuentes en la sesión. Haciendo esta pregunta u otras similares el cliente normalmente quiere saber o el diagnostico, o el origen del problema, o las instrucciones sobre las cosas que hay que cambiar.
- El diagnostico. Nos gusta saber cómo se llama el problema aunque no nos ayude a solucionarlo. La psique humana funciona de tal manera que las etiquetas y categorías nos ayudan a sentir un cierto control sobre el mundo. En realidad es una ilusión peligrosa. Cuando le ponemos un diagnostico a nuestro estado, dejamos de prestar atención a la realidad interior y empezamos a guiarnos por lo que dicen los especialistas y el Internet. Si no se trata de enfermedades graves, prefiero no dar estos nombres comunes a las experiencias únicas de cada uno. Completamente diferente es el proceso de crearle un nombre especial y único, dibujarla, describirla…
- El origen del problema. Es verdad que los psicólogos a menudo nos dirigimos al pasado para saber de donde proviene un fenómeno de la vida actual del cliente. La investigación del pasado es muy útil pero no tiene un valor por si misma. Mucho más importancia tiene entender cómo seguir adelante. Más de una vez me había encontrado con gente que queda atascada en la búsqueda de los orígenes de sus síntomas, incluso investigando las vidas pasadas. Creo que este proceso puede ser útil solo cuando no hay ninguna posibilidad de avanzar hacia delante.
- Si fuera tan fácil! Diría “Empieza a confiarte en los demás!” o “Deja de sentirte endeudado a la gente!” o “Deja de criticar a todos y tendrás más amigos”. Y me haría caso y se convertiría en una persona harmónica y feliz. Pero no suele pasar. Por lo menos no pasa enseguida y en muy pocos casos. Más a menudo el cliente no acepta lo que digo: no lo escucha, lo niega, lo acepta pero no puede hacer nada… Así que a las conclusiones y las instrucciones tendrá que llegar solo. Obviamente con apoyo, ayuda, acompañamiento respetuoso y delicado, pero solos.
Esta pregunta a veces deja desconcertada a mi y algunos de mis compañeros. Conociendo los precios del mercado, sé que mis tarifas son tirando a bajas. Al mismo tiempo, poniéndome en la piel de mis clientes, entiendo que la psicoterapia es un proceso en gran parte efímero. No hay nada que se puede tocar o medir, como por ejemplo un empaste en caso de un dentista. Pagar dinero importante por cosas intangibles a menudo es más difícil. Voy a intentar a explicar en cosas concretas por que ustedes (los clientes) pagan y por que nosotros (los psicólogos) cobramos.
Los adultos habitualmente vienen a mí en un estado dissatisfecho. Cada uno lo maneja de su propia manera, pero la mayoría ya está gastando dinero para aminorar los sentimientos y sensaciones desagradables: compras, comida, alcohol, drogas, viajes continuos, deportes de riesgo. Todo esto requiere inversiones y puede traer satisfacción solo en el caso de que la persona ya disfrute de la vida en general. Muchos problemas psicológicos con tiempo se convierten en síntomas, que se tienen que tratar (no siempre con éxito), pidiendo ayuda a médicos convencionales o alternativos. Por último nuestros “agujeros negros” interiores habitualmente tragan la energía que podría ser destinada al trabajo, realización de proyectos interesantes y provechosos. Psicoterapia efectiva y oportuna ayuda a prevenir o parar los gastos innecesarios y encontrar energía para la actividad interesante y económicamente exitosa.
Es más difícil explicar cuando se trata de niños. No se sabe a donde en final llevarán ciertas peculiaridades de un niño que pueden presentarse a los padres o profesores como dificultades. Tal vez son características individuales que le ayudarán en el futuro? Por eso mi tarea en el trabajo con niños es apoyarles en su propio proceso de desarrollo y crecimiento y ayudarles con las dificultades emocionales en el caso de que haya circunstancias externas que resultan demasiado duras (conflictos familiares, cambios de ciudad/país, perdida de un familiar, enfermedades etc.). Puede ser que este enfoque le ayuda a ahorrar en el futuro pero también le puede llevar a gastar más aun en nuevas paciones de su criatura.
Cuando al psicoterapeuta, dado su nivel profesional adecuado (véase Cómo encontrar el especialista adecuado?), el constantemente gasta una parte importante de sus beneficios para supervisión (consulta profesional con compañeros que tienen más experiencia), cursos y talleres, conferencias, libros especializados y terapia personal. Solo en este caso el terapeuta le puede asegurar buena calidad de servicio. Más allá de esto, la mayoría de psicólogos no trabajamos desde casa y tenemos que alquilar un despacho, que requiere inversiones significativas. Así que pagando por el trabajo de un psicoterapeuta, como mínimo la mitad se va hacia los «materiales» del trabajo.
Entrando al despacho de un psicoterapeuta entra a un espacio diferente, donde al escenario sale su mundo interior. La presencia de unos límites muy claros de este espacio es la garantía de una inmersión eficaz. Estos límites son lo que se llama setting. Abarcan el tiempo, el lugar, la regularidad, el precio, el esquema generalizado de las sesiones. Es muy importante que el espacio sea neutro, libre de estímulos adicionales y “anclas” (conexiones que creamos inconcientemente con las imágenes, sonidos, olores).
Una vez tuve un cliente que al que costaba mucho aguantar los límites del tiempo que le ponía. Hablando de las razones porque le tengo que dejar el tiempo más flexible, me dijo que la psicoterapia en su visión es un don, cómo la música o poesía y depende de la inspiración. Este argumento fue un gran regalo para mí, porque me sirvió para ofrecerle una buena metáfora: Tanto la música como la poesía se basan en una carcasa casi matemática. Esto es precisamente lo que da espacio para expresar de la mejor manera el impulso espiritual, los sentimientos, la inspiración. La “magia” de la psicoterapia de manera similar puede suceder solo dentro de unos limites, sin ellos evapora y se convierte en cacofonía.
Expandiendo la relación más allá de la terapéutica siempre es peligroso ara el proceso curativo. Por un lado, comunicando con el psicoterapeuta a menudo sin darnos cuenta le ponemos diferentes “mascaras”, “disfraces” (de la madre o padre, de la pareja, de malvado, de superheroe ideal…), y esto forma una parte importante del proceso. Para que esto suceda los conocimientos del cliente sobre la vida personal del terapeuta tienen que ser limitados. Menos sabemos sobre una persona, más fácil nos resulta atribuirle diferentes calidades y características. Por otro lado para un psicoterapeuta bueno todo lo que para dentro del despacho es un contenido importante (como entra, como cuelga su chaqueta, como abre/cierre la puerta). Yo no puedo hacerlo desaparecer si vamos juntos a una cafetería o una exposición. Este tipo de atención es una labor profesional que a uno no le apetece hacer en su tiempo libre. Otro aspecto importante es que el trabajo de un psicoterapeuta es remunerado. Si nos encontramos fuera del despacho, puede empezar un proceso de intercambio diferente: por ejemplo, voy a sentir que le debo atención especial (porque nuestra relación ahora no es la misma que con los demás). Esto puede confundir la claridad de mi percepción: en vez de prestar atención a lo que realmente sucede en la sesión estaré esforzándome para ser una terapeuta “ideal” y pensando que técnica debería haber usado hace 15 minutos.
La limitación de lo que se denomina cómo “relaciones múltiples” es una norma ética estándar, que está escrita en códigos de la mayoría de las escuelas terapéuticas (por ejemplo la APA). El cumplimiento de estas reglas es obligatorio. Al mismo tiempo cada terapeuta puede decidir sobre cuanto revelar de su vida personal. En gran parte esto depende de la corriente terapéutica. Desde mi punto de vista puede ser aceptable (y muy útil) explicar algo de la vida personal (alguna historia, ejemplo) solo en casos muy especiales cuando tiene sentido dentro del proceso terapéutico. En todos otros casos afecta a la psicoterapia de manera negativa.